Siguiendo el recorrido en la siguiente sala, nos topamos con unos pequeños collages donde se identifican imágenes del Pabellón Mies Van der Rohe en Montjuic, Barcelona. Esta joya de la arquitectura moderna y ejemplo de un lenguaje que regula y ordena el movimiento de los cuerpos en un espacio, es también un edificio cuyos alrededores han sido progresivamente ocupados por otras coreografías corporales. El cruising se puede definir como el merodeo con intención erótica, una práctica universal del mundo urbano occidental que reclama la cultura del sexo en público con la intención de buscar sostener el goce del contacto carnal inmediato en contextos de persecución o marginalización. Se debe entender como estrategia colectiva para reconocer las calles y adueñarse de la ciudad (del espacio público), como forma de fundar la comunidad de los que no tienen comunidad (no tienen espacio).
En su trabajo teórico Cruising Utopia, Jose Estebán Muñoz enmarca muchas de las reflexiones llevadas a cabo aquí por Miliani. La necesidad de abrir horizontes para crear otras comunidades relacionadas con políticas disidentes; la intimidad como gesto claramente político; la utopía como proyección al futuro, pero que enfrentada al presente continuo del término Cruising nos enfrenta a una continua reactivación en el ahora y el aquí. Esto nos hace pensar en algo interesante: nos lleva a pensar que el pasado no existe como bloque cerrado, sino, por el contrario, como una constelación de rastros en las que puede estar escondida, y momentáneamente desactivada, la llave que puede abrir la puerta de un futuro de sanación donde todos los cuerpos puedan existir.
La pieza que da título a la exposición es una pieza textil, una suerte de alfombra sobre la que se extiende un texto multicolor producido de forma artesanal por los propios padres del artista. El texto representa la onomatopeya AAHH, una expresión que puede hacer referencia a un sentimiento de sorpresa, asentimiento, placer o dolor dependiendo de la situación. Ese espacio, que genera la ausencia de contexto, nos saca a través de una grieta del rigor normativo del lenguaje. AAHH considerado como anagrama engloba a su vez HAHA, de nuevo esa misma facilidad de voltear una cosa en otra. No es la primera vez que Miliani juega con onomatopeyas y anagramas, ya lo hizo en la pieza de performance oomh (2018).
Por último, en la sala bajando las escaleras hallamos tres piezas escultóricas lumínicas que parten del traje de apicultor como inspiración. El traje de apicultor constituye en sí la censura máxima, su diseño hace que sea imposible intuir los cuerpos. Las tres lámparas son trajes sin cuerpos, con lo que pierden su función, es como un lenguaje sin cuerpo. Al fondo de la sala, la pared queda inundada de imágenes de flores por medio de una proyección de diapositivas que se suceden en la oscuridad.
En el propio texto de Miliani hallamos la coda perfecta para este relato sobre su exposición: La flor estaba cansada de ser bella, cansada de ser fresca y pura… La flor nunca ha sido bella, fresca y pura, pero el ojo humano a menudo ha mirado a la flor de esta manera.
This is Jackalope