Pero sobre todo mujeres valientes a las que nunca nadie arrebatará sus sueños: «aprende a soñar y serás libre». Estas son algunas de las palabras que pudimos compartir con ellas, con esas mujeres tan generosas con las que tanto aprendimos en estas sesiones de trabajo. Estas, se materializaron en seis preguntas que ellas lanzan a la sociedad y al sistema, cuestiones duras y cargadas de realidad que buscan respuestas, que llevan detrás muchos años de lucha y de superación, algo que suele pasar desapercibido y ser desconocido por todas.
1) ¿Qué te he hecho? ¿Por qué me discriminas?
2) ¿Por qué me quitaste mi niñez?
3) ¿Por qué tomar psicofármacos genera estigma? ¿Por qué no nos miran a todas con la misma lupa?
4) ¿Por qué no hay psiquiatras en los centros penitenciarios?
5) ¿Te parezco peligrosa? ¿Por qué no intentas conocernos?
6) ¿Por qué no nos dais oportunidades?
A estas cuestiones podríamos sumar otras muchas que, de alguna manera, sirven de altavoz para compartir sus experiencias con el entorno que habitan. De este modo, y de forma totalmente inconsciente, se genera una reactivación de la imagen colectiva. Muchas de estas dudas pueden pertenecer a otras personas y podemos entenderlas como problemas reales que existen y con los que convivimos, aunque muchas veces vivamos de forma ajena a ellas. Esto nos invita a pensar en el desconocimiento de ciertas problemáticas que forman parte de nuestro día a día. ¿Hasta qué punto queremos vivir con los ojos tapados sin acercarnos a ellas?
Como hemos señalado, la segunda fase del proyecto se desarrolla en la galería Rosa Santos, generando un dispositivo en el que el público puede entrar y responder a las preguntas planteadas por las mujeres de ÀMBIT. La sala se transforma en un cuarto oscuro donde las paredes están cubiertas por seis murales de papel fotográfico de color sin revelar. Estos servirán como muros en blanco donde responder a las preguntas formuladas, invitando al espectador a escribir, dibujar o expresar en estos soportes cualquier reacción, opinión o sensación que estas cuestiones le genere, como si de un grafiti de luz se tratara.
Estas reacciones se revelarán y se convertirán en grandes carteles que inundarán la ciudad a modo de campaña donde los mensajes continúan tomando protagonismo, donde, desde la intervención publicitaria y sus canales de difusión, las voces de «nuestras» protagonistas continúen preguntando a la sociedad valenciana. En la última fase del proyecto se genera un retorno materializado en una subasta de las obras resultantes para recaudar fondos para la asociación ÀMBIT y sus usuarias. Esta acción implica una continuidad del proyecto. No estamos ante una propuesta que nace y muere, sino ante un principio que nos llevará a otros muchos lugares. De este modo, podemos entender Heteroglosia oscura como una activación que continuará dando frutos a través de los fondos recaudados en la subasta, para poder seguir trabajando con el colectivo implicado en otros programas de desarrollo de la creatividad. Así, se generan unas consecuencias directas en esta comunidad, propiciando nuevas vías de trabajo en este sentido.
Ana García Alarcón