Florencia Rojas
Vie 3 de mayo - Vie 28 de junio, 2024
Como una casa
…una carta puede siempre no llegar a su destino.[1] Esta exposición parte de dos relatos anónimos. Ambos relatos están situados en Centros de Internamiento de Extranjeros, uno en Madrid y otro en Valencia. Ainara (pseudónimo) estuvo presa en el CIE de Aluche (Madrid). XXXX —desconocemos su verdadero nombre— estuvo preso en el CIE de Zapadores […]
…una carta puede siempre no llegar a su destino.[1]
Esta exposición parte de dos relatos anónimos. Ambos relatos están situados en Centros de Internamiento de Extranjeros, uno en Madrid y otro en Valencia. Ainara (pseudónimo) estuvo presa en el CIE de Aluche (Madrid). XXXX —desconocemos su verdadero nombre— estuvo preso en el CIE de Zapadores (Valencia). Sus experiencias como personas migrantes en el estado español son diferentes, pero tienen en común el periodo de encierro forzado en un CIE y el subsiguiente silenciamiento que tuvieron que padecer, o con el que transigieron, dada su vulnerabilidad legal y la vulneración de sus derechos que comprende la ley de extranjería.
A pesar del régimen de hipervisualidad que habitamos en el norte global, estamos rodeadas de agujeros negros, de espacios opacos y de historias soterradas. Existen políticas de visibilización e invisibilización del pasado y del presente más incómodo que requieren de trabajo y reflexión para poder acceder a narraciones que quedan fuera del sistema de representación hegemónico.
La principal herramienta que manejo para acceder a estos testimonios es la escucha. Esta escucha suele ir acompañada de relaciones personales que van más allá de los proyectos y que surgen de forma orgánica compartiendo tiempo y generando un contexto de trabajo en el que muchas decisiones se discuten y consensuan. Mi intención no es solo contar estos testimonios, sino también, señalar las causas por las que no pueden ser relatados en primera persona.
Centros de Internamiento
La designación de “Centro de Internamiento de Extranjeros” es un eufemismo que trata de encubrir el hecho de que los CIEs son cárceles para personas migrantes. Estos centros no están reconocidos como instituciones penitenciarias, lo cual favorece la invisibilidad y la impunidad de lo que ocurre dentro de estos espacios.
Los CIEs son cárceles racistas en las que se violan constantemente los derechos de las personas presas. Forman parte del brazo ejecutor de las necropolíticas migratorias y son intersticios en los que las personas son desprovistas de su dignidad y sus capacidades, convirtiéndose en víctimas de la perversidad con la que el sistema produce personas no ciudadanas bajo el prisma administrativo. (Paramés y Peñalosa, 2021)
A lo largo del último siglo y medio, la inmigración ha servido para generar, no solo la suficiente fuerza de trabajo, sino el exceso que el mercado capitalista requiere. España necesita con urgencia mano de obra atemorizada y vulnerable. Por ello, las fronteras no están solo en los territorios colindantes; la ley de extranjería convierte todo el territorio en territorio fronterizo y el CIE es un ejemplo de frontera interior. Este tipo de instituciones no persigue “reorientar” las trayectorias vitales de los detenidos, sino transmitir un mensaje disciplinario diferencial para el conjunto de la población extranjera que los lleve a aceptar cualquier condición laboral. (Simón, 2022)
Ante la violación sistemática de derechos que se da en los CIEs, la amenaza de la deportación impide, en muchos casos, que se genere una denuncia. Esto es debido a que el resultado que obtiene el/la denunciante es la deportación: un vuelo de regreso y una denuncia que queda archivada[2]. Así se van perpetuando las violencias en los CIEs, el dispositivo está perfectamente diseñado para que, si se alza la voz, se alce el vuelo. Una vez deportadas, estas personas desaparecen, dejan de existir dentro de nuestras fronteras y no solemos volver a saber de ellas. Se acaba con sus proyectos de vida en los países a los que han emigrado y se les abandona a su suerte en sus países de origen —o terceros países—, lugares de los que han huido en muchos casos por guerras, situaciones de riesgo, o precariedad máxima. Este es el caso de XXXX, un chico que, tras un intento de fuga del CIE de Zapadores, vivió un infierno en la celda de aislamiento —algo así como una cárcel dentro de la propia cárcel—. Allí sufrió múltiples violencias y, ante eso, tuvo una respuesta de resistencia activa que me gustaría poner en valor. En esos gestos de desobediencia como prender fuego un colchón o los intentos fallidos de fuga, vislumbramos las grietas de valentía y capacidad de contestación crítica que surgen en situaciones límites como esta.
Yo, XXXX
XXXX denunció los abusos sufridos y la historia, una vez más, finalizó con un vuelo de deportación y una causa archivada. Antes de partir, XXXX escribió una carta a mano en la que relató todo lo vivido en Zapadores, ese escrito es la piedra angular de esta parte de la exposición.
Los espacios que configuran las instituciones de encierro y represión articulan las vidas de lo que allí dentro sucede. Los CIEs ofrecen celdas hacinadas con literas azules de hierro, mobiliario que también encontramos en la diminuta celda de aislamiento en la que fue encerrado XXXX. La interpretación de este meta-encierro se formaliza en la propuesta escultórica titulada Yo, XXXX en la que se replica una de las literas del CIE y se le añaden más elementos de aislamiento conformando una suerte de cama-celda. Si nos asomamos por la reja, encontramos una cianotipia con la transcripción exacta de la carta escrita por XXXX antes de su deportación.
En esta carta descubrimos una historia que no está representada ya que reúne una serie de acontecimientos que el poder se encarga siempre de dejar fuera de cuadro. Creo que era necesario poner en escena de algún modo –en este caso, a través del formato storyboard y del guion— una secuencia sobrecogedora y convulsa susceptible de ser una película en potencia.
La cárcel que devino otra cárcel
En el caso del CIE de Madrid, hay una estrategia específica para su ocultamiento que es el propio nombre que se le ha dado al centro: CIE de Aluche. Esta designación oculta el hecho de que el CIE de Aluche está en realidad en Carabanchel, en los terrenos de la antigua cárcel. Esto responde a una estrategia de desmemoria entre un espacio y otro. El derribo del panóptico de la prisión en al año 2008 fue una operación de borrado de la memoria del pasado represivo y vergonzoso de la cárcel más representativa del régimen de Franco. Asimismo, este intento de borrado de memoria trata también de liberar al barrio de Carabanchel del estigma relacionado con la prisión y con la delincuencia, estigma que se le vierte ahora a la figura del extranjero más precarizado y lo sitúa en el barrio vecino, Aluche. (García García, 2012)
Se da, además, otro elemento que favorece la invisibilización o el camuflaje del centro en el barrio: la arquitectura del edificio no se corresponde en absoluto a los diseños habituales de los espacios de represión; de hecho, tiene un aspecto lúdico, colorido, que podría recordar a otro tipo de espacios, hay quien dice que parece un Ikea. Cuando se reformó el edificio para convertirlo en CIE, se estetizó el inmueble invisibilizando así lo que ocurre en su interior. Se pintaron las paredes de amarillo y a las ventanas se les puso unas mamparas azules para cubrir los barrotes que hay detrás. Además, al patio se le construyó un tejado. Estos elementos arquitectónicos interrumpen la visión de los reclusos al exterior y viceversa, desde fuera no se puede ver lo que sucede dentro. Esto, combinado con las cúpulas coloridas que se le añadieron, ha dado lugar al hecho de que muchas vecinas de Carabanchel ignoren que ese singular edificio está habitado por personas extranjeras privadas de libertad y dirigido por la Policía Nacional.
En 2005 abrió sus puertas el CIE de Aluche tras la reforma arquitectónica llevada a cabo por el arquitecto Adolfo Morán del antiguo hospital penitenciario de la cárcel de Carabanchel. El arquitecto tenía toda una retórica de la transparencia: “Es un edificio ecológico, con una cubierta que se levanta y se baja y que recuerda que la palabra policía significa transparencia”.[3]
Uno de los elementos más perversos que incluyó el arquitecto en la reforma del edificio, fueron las mamparas azules mencionadas. Estas cubiertas metálicas con pequeños agujeros, permiten que entre parte de la luz, pero impiden la visibilidad de dentro hacia afuera y de fuera hacia dentro. Las rejas del CIE pueden observarse fácilmente desde el exterior cuando es de noche y las luces interiores están encendidas.
Quitasol
La primera parte de este proyecto ha consistido en replicar una de las mamparas del CIE para señalar el régimen de opacidad de todo el dispositivo deportador a través de un elemento arquitectónico concreto que, desde mi criterio, sintetiza la investigación en una propuesta plástica que funciona como huella del proceso. La pieza Quitasol consiste en este elemento sacado de contexto y va acompañado de una imagen en la que se puede leer la descripción de las ventanas hecha por Ainara. A la escultura que interrumpe la luz en las celdas, se le suman las palabras de la reclusa reveladas al sol, con el procedimiento decimonónico de la cianotipia en el que la imagen aparece por su exposición a la luz solar. Hay un intento alegórico de quitar esa mampara opaca para escuchar qué se dice desde dentro.
Ainara había sido llevada por la policía y aislada en el CIE durante un mes por su situación irregular de documentación. Las personas migrantes que han pasado por un CIE casi nunca pueden hablar y compartir su experiencia. Esto es debido a que, tras el periodo de reclusión, o bien son deportadas, o quedan libres en el estado español, pero con una situación de documentación irregular. Esta condición es compleja de resolver y tiene como consecuencia que estas personas no puedan identificarse, ni denunciar, ni contar su historia por miedo a un nuevo encierro y/o deportación.
Como una casa
En este punto concreto del proceso decidí que llevaría a cabo una pieza audiovisual en la que otra persona encarnara la historia de Ainara. Esta persona con una situación legal en regla, funciona como un cuerpo intermediario, un altavoz, un médium, un canal a través del que conocer en primera persona la experiencia de Ainara. Para realizar la pieza Como una casa, he tenido como referencia la técnica de teatro denominado “Verbatim”, que da lugar a representaciones escénicas en las que se reproducen textos que son transcripciones de testimonios reales. Mi punto de partida para el guion ha sido la grabación de una larga conversación telefónica que mantuve con Ainara en la que me relató todo su periplo como persona migrante en el estado español y toda la violencia institucional en la que se ha visto envuelta.
El relato de Ainara condensa diversas cuestiones que son representativas de algunas problemáticas actuales que atender. Su historia pone en duda y nos hace preguntarnos sobre asuntos como el trabajo sexual, la ley de extranjería, el sistema penitenciario o el racismo y machismo estructurales. Es impertinente hablar de trabajo sexual sin hablar de migración. Las posturas abolicionistas de la prostitución obvian en su argumentario la ley de extranjería, que es el origen de que muchas mujeres elijan desempeñar el trabajo sexual antes que los trabajos precarizados y esclavizantes que el estado español y sus leyes imponen para las personas migrantes. Tampoco se puede hablar de migración sin hablar de colonialidad. Como establece Francoise Vergès (2022), entre otras muchas autoras, la esclavitud colonial desempeña un papel fundacional que tiene como consecuencia el hecho de que el racismo continúe estructurando las instituciones del poder y forjando una política de vidas desechables.
Era importante que la persona que encarnara la historia de Ainara fuera alguien cuyo lugar de enunciación interpelara a los asuntos que atraviesan la historia. Tras consensuarlo con Ainara, me puse en contacto con la artista y actriz mexicana Linda Porn, que además es trabajadora sexual y activista por los derechos de las trabajadoras sexuales y antirracista. Linda aceptó interpretar el personaje y, a partir de ese momento, conformamos un equipo de tres personas para producir la pieza. En Como una casa se entremezcla la actuación de Linda Porn con fragmentos reales de la conversación telefónica que mantuve con Ainara. Se intuye que hay dos voces contando la misma historia, una voz a la que ponemos cuerpo y otra voz lejana que somos incapaces de identificar.
Somos las vecinas de Ainara y de XXXX, el CIE de Valencia está en el barrio de Les Corts, el CIE de Madrid está en Carabanchel. Hay una cara B en nuestras ciudades que no queremos mirar, espacios en los que, como dijo Butler (2010), hay “sujetos” que no son completamente reconocibles como sujetos, hay “vidas” que no son reconocidas como vidas y que, por lo tanto, no merecen ser lloradas.
Florencia Rojas, 2024
Agradecimientos:
Ainara, XXXX, Linda Porn, Julia del Portillo, Asociación Mundo en Movimiento, CIEs NO Valencia, Asociación Aprosex.
Bibliografía:
BUTLER, J. Marcos de guerra: Las vidas lloradas, Barcelona: Ediciones Paidós Mexicana, 2010
GARCÍA GARCÍA, Sergio: Co-producción (y cuestionamientos) del dispositivo securitario en Carabanchel. Tesis doctoral. Directoras: Ana María Rivas Rivas, Mariantonia Rossana Cassigoli Salamon. Universidad Complutense de Madrid, Departamento de Antropología Social, 2012
PARAMÉS, M. y PEÑALOSA, M.: Regularizar lo inhumano, una aproximación crítica al Centro de Internamiento de Extranjeros de Madrid desde el género y la salud. Rosa Luxemburg Stiftung, 2021
SIMÓN, P. Miedo, viaje por un mundo que se resiste a ser gobernado por el odio, Barcelona: Penguin Random House Grupo Editorial, 2022
- AA. (CIEs No Valencia): ¿Cuál es el delito? Informe de la Campaña por el cierre de los centros de internamiento: el caso de Zapadores. 2012
VERGÈS, F. Un feminismo descolonial, Madrid: Traficantes de sueños, 2022
[1] DERRIDA, Jacques: La tarjeta postal. De Freud a Lacan y más allá. Siglo XXI. México, 1986, p. 183
[2] Así se hace saber en los informes publicados por CIEs NO Valencia en los que encontramos un buen número de casos en los que la historia de denuncia seguida de deportación se repite.
[3] GARCÍA GARCÍA, Sergio: Co-producción (y cuestionamientos) del dispositivo securitario en Carabanchel. Tesis doctoral. Directoras: Ana María Rivas Rivas, Mariantonia Rossana Cassigoli Salamon. Universidad Complutense de Madrid, Departamento de Antropología Social, 2012